viernes, 18 de marzo de 2011

Exposición Cuerpos

Fez    Marrakech    Tanger    8 Fotógrafos 5 Días



Cuerpos






Escondan ese cuerpo que yo no sabría mirar... 

El cuerpo en la fotografía marroquí contemporánea


El cuerpo, en el cruce de las problemáticas identitarias socio culturales y políticas, es por excelencia  el receptáculo de todas las sinergias que asimilamos en nuestra vida cotidiana. En Marruecos, hasta el día de hoy, la representación del cuerpo no ha sido evidente, menos aún a través del lente de la tradición árabe musulmana que ha prohibido un cierto número de prácticas artísticas o al menos ha impedido la exhibición de su fruto en los espacios públicos. El cuerpo ha dependido de una larga acumulación de tabús.
Sin embargo, estos últimos años, la aceptación de la representación del cuerpo por parte del público, aparece tímidamente en la sociedad marroquí y se instala poco a poco como una verdad gracias a las nuevas tecnologías de comunicación (internet) que abren una “pequeña ventana” al mundo ( occidental). Para los artistas, el tema del cuerpo y de su representación, es algo evidente. La pintura moderna y contemporánea de Marruecos ha demostrado cuán importante y presente es el cuerpo. Recordemos la obra de Mohamed Kacimiet y más recientemente la obra de Mahi Binebine donde el cuerpo del hombre pasa a ser la figura central de las reflexiones humanistas.
Y la fotografía no está ausente de esta tendencia general. Sin duda, gracias a su
tecnicismo (Barthes): la capacidad de reproducir lo real, de hacerlo más accesible, hace que la fotografía, más que cualquier otro medio, permita un diálogo con el cuerpo. En la pintura, donde existe un muro de interpretación debido al espacio ficticio del cuadro, la fotografía en cambio realiza imágenes restituyendo un aura cargada de autenticidad. Los retratos de Karima Hajji o los de Nourredine Al Ghoumarri son la expresión más fina.
La fotografía impone además una apertura de las conciencias. Las “Schikhat “
( bailarinas) de Miloud Stira que nos transportan a un cierto erotismo, muestran una puesta en escena del cuerpo hasta ahora sólo reservada al estricto espacio de la imaginación: la representación del cuerpo de la mujer (desnudo, embarazo...) es quizás uno de los temas más tabú y más controvertido de la representación, ya que afecta la única dimensión aceptada del cuerpo para la sociedad marroquí, la de lo “sagrado”.


De este modo, la fotografía crea un nuevo patrimonio visual para la historia de la representación en Marruecos e inscribe al país en una cierta modernidad internacional. Pasa a ser la herramienta crítica fundamental de una sociedad cuya tradición aplastante no cesa de negociar consigo misma (Mohamed Al-Jabiri), ocultando todas las perspectivas de una duda que vendría a atropellar su larga vida de tranquilidad. Las fotografías intimistas de Fouad Maazouz encarnan la dialéctica modernidad / tradición proponiendo un cuerpo envuelto en la djellaba ( túnica larga), cuya expresión de libertad traiciona el conformismo de la tradición codificada por la tenida indumentaria.
Hacia una constatación similar, pero de manera mucho más subversiva, las fotografías de Jaafar Akil se interesan en el tema de la filiación de padre a hijo, con una figura de padre modelada en el inviolable e inquebrantable estatus del “Respeto”.

Interpelando  así a la sociedad marroquí en su fuero más profundamente arcaico, la fotografía hace temblar sus tradiciones y está en camino de substituir su cuerpo social por el cuerpo individual tan querido por Foucault. La obra de Mohamed Mali da testimonio de este individuo anónimo, con su paso de danza hacia un futuro aún incierto... Un individuo sometido al prisma de la autoridad opresora y sorda, inmiscuyéndose en todos los niveles de la sociedad hasta asfixiar las salas de clases donde Hicham Benohoud expresa, en pocas palabras y con una contención muy emotiva, la necesidad urgente de “¡salvar al individuo!”.


Fatima Mazmouz


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